El riesgo del tipo de cambio y los estados financieros

Por Jerson Barreto, gerente de Consultoría Contable y Mercado de Capitales de PwC Perú

El aumento del tipo de cambio ocurrido en los últimos meses ha sido de especial preocupación en las entidades que mantienen posiciones importantes en moneda extranjera. Las partidas monetarias en dólares se traducen a la moneda funcional, el sol, usando el tipo de cambio vigente a la fecha de las transacciones o a la fecha de presentación de Estados financieros, generando un impacto en los resultados de la entidad por diferencias en cambio. Por lo tanto, la fluctuación del tipo de cambio tendrá impacto en la rentabilidad de las entidades y, a su vez, en los dividendos que recibirán los accionistas.

El riesgo del tipo de cambio se define como el riesgo de que los flujos de efectivo futuros de un instrumento financiero puedan fluctuar como consecuencia de variaciones en los tipos de cambio de una moneda extranjera.

Ante esta situación, Es recomendable que las entidades gestionen el riesgo de tipo de cambio buscando minimizar los potenciales efectos de la fluctuación del mismo en la rentabilidad.

En principio, es importante que la gerencia de la entidad coordine los objetivos de la administración de riesgos de tipo de cambio con la alta dirección, con la finalidad de establecer la estrategia a seguir. Por ejemplo, es clave coordinar las monedas que representan un riesgo para la entidad y el grupo económico, así como la moneda en la cual se mide la rentabilidad.

Es recomendable que la gerencia de la entidad revise:

  1. La determinación de la moneda funcional, que de acuerdo con las NIIF es aquella que mejor refleja la realidad económica de la entidad, siendo una cuestión de hecho; por lo tanto, puede ser modificada si ha habido cambios significativos en la moneda que influye en los precios, costos o financiamiento.
  2. La clasificación de los rubros contables en partidas monetarias y no monetarias, para determinar la exposición de la entidad al riesgo del tipo de cambio.

La administración de estos riesgos podría incluir, entre otras actividades, el análisis de los presupuestos de las partidas monetarias en moneda extranjera, con la finalidad de gestionar una cobertura natural entre los activos y pasivos monetarios, lo cual permite compensar los impactos de la fluctuación del tipo de cambio. Por ejemplo, podría considerarse en los flujos de caja que para el pago de un pasivo en dólares se empleará los ingresos por ventas futuras en dólares.

Asimismo, la gerencia de la entidad podría considerar adquirir instrumentos financieros derivados para cubrir su riesgo de tipo de cambio a través de operaciones de cobertura. En este caso, deberá considerar todas las implicancias contables. La normativa actual que regula el tratamiento contable de estos instrumentos es la NIIF 9, que establece una serie de reglas específicas y requerimientos que la entidad necesita cumplir para reflejar de manera adecuada su gestión de riesgos en los estados financieros, mediante la contabilidad de coberturas. Estos requerimientos incluyen adoptar y mantener una adecuada política de gestión de riesgos con derivados, definición y monitoreo de objetivos, mecanismos de medición de efectividad, entre otros.

Los beneficios de emplear una contabilidad de cobertura radican en reducir una potencial volatilidad que podría surgir en caso no se aplique este tipo de modelo contable.

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