La transformación digital ha generado grandes expectativas, pero también preocupación respecto al impacto que tendrá en el mercado laboral. Muchos temen que la digitalización elimine sus puestos de trabajo, debido al gran efecto que tendrá en aquellas posiciones caracterizadas por actividades repetitivas y estandarizables. Oscar La Torre, socio del área de Consultoría de Negocios de PwC Perú, explica la mejor manera de actuar frente a estos cambios e identifica las áreas en las que debemos estar mejor preparados.
De acuerdo al estudio Workforce of the Future, de PwC, 37% de encuestados teme que la automatización ponga sus trabajos en riesgo. ¿Qué de cierto hay en esta preocupación?
Es cierto que la expectativa desde el mundo digital es que más operaciones y procesos se automaticen. Todo lo que es repetitivo será reemplazado por mecanismos de robotización. Sin embargo, el mundo digital también ofrece nuevas oportunidades de trabajo. Ahora vemos cómo surgen en las empresas una serie de posiciones que hace 8 o 10 años no existían. En ese sentido, la digitalización tiene el potencial de ofrecer muchas más capacidades para las personas y definitivamente más puestos de trabajo. Uno de los aspectos que debemos considerar del mundo digital es que las capacidades del personal deberán reforzar los aspectos analíticos, estratégicos, innovadores en lugar de los operativos.
¿Qué cualidades debe tener un trabajador para insertarse en ese nuevo mercado laboral?
De acuerdo a un estudio de PwC que recoge las expectativas de los CEOs a nivel global, el 77% de los encuestados estaba preocupado por las capacidades de su personal en torno a los desafíos que les traería la implementación de su estrategia digital. En ese sentido, más allá de las competencias científicas, tecnológicas, matemáticas y de ingeniería, conocidas como STEM, las empresas están buscando habilidades blandas como liderazgo, trabajo en equipo, innovación y creatividad.
Esas capacidades serán el gran diferenciador puesto que son difíciles de encontrar en el mercado. Paralelamente, es indudable que se necesitará el conocimiento tecnológico adecuado que soporte las áreas o funciones que la persona va a desempeñar. Es importante que se ponga énfasis en las capacitaciones y se destine presupuesto para entrenar a las personas de acuerdo a la estrategia digital que está asumiendo la organización.
En el mismo estudio se menciona que el 74% está dispuesto a entrenar nuevas habilidades para mantenerse competitivo en el mercado. ¿Cómo fomentar estas iniciativas?
Quizá sea la automotivación lo que viabilice de manera importante esta ola de capacitaciones. Si la persona está en un puesto de trabajo estratégico, la capacitación va en torno a desarrollar capacidades sobre los nuevos mercados que la apertura digital permite. En cambio, si está en un trabajo más repetitivo, del día a día, la preocupación ante la posibilidad de perder el empleo por la automatización debería impulsar a las personas a desarrollar nuevas competencias. En el fondo el mensaje es: si la labor que realizas es susceptible de automatizar fácilmente, hay que preocuparse y tomar acción rápidamente.
¿Cómo está asumiendo el empresariado peruano este reto?
Para hablar de la transformación digital tenemos que hablar de tendencias. Muchos hablan de la experiencia del cliente y del empleado como medios para ayudar a la transformación digital. Sin embargo, un paso más adelante está el concepto de asistencia. Pensemos, por ejemplo, en el acompañamiento de Siri o Alexa. Creo que quienes tengan la oportunidad de llegar a entender ese concepto primero van a estar en la vanguardia y lograrán una transformación exitosa y mayor acercamiento y entendimiento con su cliente objetivo.
Si observamos el desarrollo de los sectores, podemos ver avances más claros en el sector financiero, de retail y algunos aspectos en educación. En las otras industrias no he visto mucho desarrollo sobre el tema o un camino claro hacia el modelo de asistencia.
¿La inversión necesaria es un obstáculo en el proceso de transformación digital en el país?
Creo que los montos de inversión no deben verse como un gasto. Al ser inversión, tiene un retorno esperado; y, en el mundo digital, los retornos son fácilmente cuantificables. La inversión no debería ser un obstáculo. Por el contrario, mientras mejor enfatizada y canalizada sea, se convertirá en un canal mucho más adecuado y rápido para llegar a los clientes. Recordemos que la transformación digital permite una mayor apertura a los mercados.
¿Cómo facilitan los laboratorios de innovación la evolución digital de las empresas?
Los laboratorios de innovación deben ser entendidos como lo que son: laboratorios. Es decir, espacios donde se permite llevar a cabo un proceso de experimentación que me puede dar un buen resultado o uno que tenga que desechar. Para ello se necesita una cultura de “prueba y error” lo suficientemente fuerte que permita que la idea original no se pierda, incluso después de algunos intentos. Uno va probando y descartando, hasta conseguir lo que se desea. Sin embargo, muchas veces no tenemos esa cultura de perseverancia en torno al fracaso; y este miedo al fracaso tiene que ver con cómo la sociedad evalúa y se comporta.
En el caso de los laboratorios de innovación, los líderes y las personas detrás de la inversión deben tener claro que estos experimentos pueden fracasar o necesitar modificaciones en algún momento. Necesitan ser pacientes y tener la holgura financiera suficiente para aceptar el fracaso de algunas iniciativas. Esa es la única forma de cambiar la cultura: desde arriba.
¿Qué factor es el más relevante para llevar adelante un proceso de transformación exitoso?
El factor humano en torno a la era digital y la transformación es primordial, clave. A nivel del trabajador, se debe tener claro que se necesita capacidades y conocimientos distintos, sobre temas tecnológicos mucho más avanzados. El cambio cultural debe ser integral, desde las cabezas hasta las personas con actividades operativas del negocio, de manera que todos entiendan hacia dónde va dirigida la estrategia digital de la empresa. Sin ese entendimiento es muy complicado que el capital humano pueda sumarse a este esfuerzo.