¿Por qué últimamente se discuten muchos temas alrededor de la sostenibilidad?

Por Jose Luis Velasquez, director de Sostenibilidad de PwC Perú y Jessica Vallejos, gerente senior de PwC Perú

El concepto de sostenibilidad toma como base los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por las Naciones Unidas en el año 2015 y que tienen como año meta el 2030. Estos objetivos buscan erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible.

Las organizaciones han venido incorporando los ODS dentro de su estrategia como organización, gestionando su actividad desde los pilares ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés). Esto es un proceso que las lleva a definir una visión, misión, objetivos, estrategia y actividades de monitoreo, para gestionar los impactos en sus partes interesadas (o grupos de interés).

Los gobiernos también están tomando un rol activo en la incorporación de factores ESG en los mercados financieros y de capitales. Por ejemplo, el gobierno de los Estados Unidos ha mostrado un interés particular en que los organismos reguladores miren muy de cerca información no financiera que permita medir a compañías que tengan activos verdes o libres de actividades contaminantes.

A finales del año 2020, el gobierno de Nueva Zelanda también anunció que iban a ser el primer país en requerir mandatoriamente al sector financiero reportes sobre riesgos climáticos, los cuales esperan que tomen efecto a partir del año 2023. En el caso peruano, el mercado financiero y de capitales también está orientando esfuerzos hacia reportes de sostenibilidad y la búsqueda de empresas más conscientes y responsables.

¿Qué información se produce como resultado de la sostenibilidad?

La información no financiera, generada principalmente por la gestión de riesgos ESG, no ha tenido la misma relevancia que la información financiera, pero en los últimos años, las expectativas de las partes interesadas por conocer más sobre el desempeño no financiero se han incrementado, lo que ha generado el desarrollo de algunos estándares y marcos de reporte como GRI, SASB, IR Framework, entre otros.

Los estándares y marco de reporte de información no financiera permiten a las organizaciones realizar revelaciones del desempeño sobre su gestión de riesgos ESG. Por ejemplo, en el frente ambiental, se puede revelar si las organizaciones cuentan con un plan ambiental, si miden sus emisiones de gases de efecto invernadero o su consumo de agua. En el frente social, podrían reportar las horas de capacitaciones al personal, diversidad de género o si existen riesgos de trabajo forzado en la cadena de suministros. Estas revelaciones permitirán a las organizaciones ser más transparentes y generar confianza, satisfaciendo necesidades de información de las partes interesadas.

A pesar de este avance, el ecosistema de estándares y marcos, y por lo tanto, la variedad de opciones con las que cuentan las organizaciones para reportar, no respaldan una comparabilidad, consistencia y visión integral para las partes interesadas. Es por ello, que desde el año 2018, hay algunas iniciativas de armonización que buscan tener un estándar o listado de indicadores universales que deberían ser considerados por todas las organizaciones, como es el caso de lo publicado por el World Economic Forum en septiembre de 2020: Measuring Stakeholder Capitalism, el cual actualmente se encuentra en una fase de adaptación principalmente por las compañías miembro del International Business Council.

¿Cómo afectan los conceptos de sostenibilidad en los estados financieros?

Si bien el concepto de sostenibilidad se ha vuelto relevante para empresas, inversionistas, consumidores y otras partes interesadas, aún no han surgido nuevas normas para que las empresas puedan medir o reportar los resultados de sus procesos o acciones relacionadas a sostenibilidad en los reportes financieros (o estados financieros).

Existe una brecha para situaciones actuales que no tienen un tratamiento estandarizado en las NIIF, algunos ejemplo presentes en las industrias son:

  • Una empresa de energía reconoce que las emisiones de carbono continuas probablemente generarán mayores costos en el futuro a través de un esquema de comercio de bonos de carbono o una herramienta política similar. En este caso, la empresa deberá actualizar sus proyecciones de flujo de efectivo y calcular la reducción de su margen operativo debido al costo incremental de adquirir créditos de emisión de carbono adicionales.
  • En el caso de un minorista de supermercados que promete que todos los productos de la marca de la tienda se obtendrán de granjas certificadas de carbono neutral en un plazo de 10 años. La empresa deberá ajustar los márgenes brutos en sus modelos de proyección en función de los aumentos de costos de insumos proyectados y los precios más altos que los clientes estarían dispuestos a pagar.
  • Una empresa de bienes de consumo diversificada ha identificado que un flujo de ingresos enfrenta un riesgo particularmente alto de verse afectado negativamente por el cambio climático a mediano plazo. Si el perfil de riesgo de este flujo de ingresos es significativamente diferente, la empresa debe desagregarse de otros flujos de ingresos para fines de divulgación.

Esta brecha está próxima a ser cubierta debido al nuevo proyecto direccionado por la Fundación NIIF. Este proyecto surge de la necesidad de mejorar la congruencia y comparabilidad de la información financiera sobre sostenibilidad. Más aún, permitirá generar confianza de las partes interesadas a través de la transparencia de sus iniciativas y procesos orientados a la sostenibilidad, para una mejor visibilidad de los inversionistas de hacia dónde va el negocio y cómo este horizonte converge con la actual preocupación del mercado.

Debido a que la gestión de ESG involucra una serie de aspectos desde la equidad de género, las diferencias sociales, el cambio climático, entre otros; por ahora, los desarrollos  en las NIIF responden a cuestiones climáticas que constituyen un riesgo para los estados financieros, los cuales pueden tener diferentes magnitudes para distintos sectores.

Ahora bien, a pesar de que las NIIF no se refieren de manera explícita a conceptos como el “cambio climático”, las compañías deberían considerar sus efectos cuando estos sean significativos en el contexto de los estados financieros en su conjunto. Debido a que el riesgo del cambio climático ha ido en aumento, el IASB[1] considera que existen guías actuales que abordan la inclusión de estos riesgos como premisas que deberían formar parte de las estimaciones realizadas por las entidades. Por ejemplo, si los riesgos relacionados al cambio climático son supuestos que forman parte de juicios significativos o estimaciones críticas que la gerencia ha considerado en una prueba de deterioro, de acuerdo con la NIC 36 “Deterioro de Activos”, éstos deberán ser revelados conforme lo indica esta norma y, en complemento, la NIC 1 “Presentación de los Estados Financieros”.

En ese sentido, es importante revelar en los estados financieros  información que, a pesar de no estar específicamente requerida por alguna NIIF, de no presentarse, su omisión pudiera generar un impacto significativo y/o negativo para los estados financieros y sus partes interesadas.

Este proyecto en curso es muestra de que las NIIF se adaptan a medida que nuevas necesidades surgen en los mercados de capitales, si bien aún nos encontramos en una fase preliminar del proyecto y se espera que del mismo surjan aclaraciones o nuevos lineamientos para ciertos tratamientos contables. Entre las novedades, se espera que surjan nuevas guías para incorporar el riesgo climático en las técnicas de medición del valor recuperable (en término de metodologías utilizadas para la determinación del valor razonable y valor en uso); también, aclaraciones en la estimación de vidas útiles y valores residuales de los activos de largo plazo, así como en la medición de provisiones por desmantelamiento, entre otros.

No debemos subestimar el rápido crecimiento y relevancia que adquieren los asuntos relacionados a ESG y recomendamos a las compañías entender cómo estos asuntos impactan a sus negocios y cómo esto se refleja en sus reportes financieros y no financieros.

¿Cómo asegurar la exactitud y calidad de las revelaciones ESG?

Los informes ESG requieren del mismo nivel de supervisión y gestión que reciben las revelaciones de los estados financieros. Esto comprende los procesos y controles internos aplicados con rigor que garanticen la integridad, precisión y coherencia de las revelaciones ESG. Sin embargo, la información no financiera no suele recibir el mismo nivel de atención  y la mayoría de las entidades no cuentan con un proceso formal de presentación de informes para recopilarla, acumularla y divulgarla. Con frecuencia, las compañías divulgan indicadores no financieros que no están sustentados con información de respaldo, o no pueden confirmar que tales indicadores no contienen errores materiales.

Algunas consideraciones para tener en cuenta:

  1. Qué marco utilizan para determinar los indicadores no financieros y cómo se asegura su fiabilidad en la determinación;
  2. Cuáles son las políticas, procesos y controles que aseguren la calidad de esos indicadores financieros;
  3. Cuáles son los sistemas utilizados para la obtención de los indicadores y cuáles son los controles de tecnología de la información sobre los mismos que evite la manipulación de la data y confirme una adecuada segregación de funciones;
  4. Cuál es la estructura de gobierno para la supervisión y aprobación de la información a revelar;
  5. Cuál será la verificación independiente para realzar la confiabilidad de la información ESG.

[1] Nick Anderson, miembro del IASB,  emitió un documento donde se ilustra, entre otras cosas, una guía sobre las revelaciones relacionadas a riesgos, que incluye el riesgo climático, que existen en las NIIF vigentes.

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