Triunfar en la incertidumbre

 

El contexto político y económico mundial está lleno de escenarios inciertos: la pandemia del COVID-19, conocido como coronavirus; el Brexit, la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el conflicto social en Chile y otros países latinoamericanos, entre otros. En el Perú, además de las preocupaciones globales, la inestabilidad política y el crecimiento económico por debajo de lo esperado aumentan el nivel de incertidumbre.

El aspecto económico es una preocupación compartida a nivel internacional. En 2019, el Fondo Monetario Internacional redujo el pronóstico de crecimiento de 3.7 a 3%. Situación que no pasa desapercibida en el mundo empresarial, donde se enfrenta también otros desafíos como la disrupción tecnológica, los cambios en los modelos de negocio, las formas de trabajo y las nuevas capacidades que se necesita desarrollar de cara al futuro.

En la edición 2020 del CEO Survey, 53% de los líderes encuestados comentaron que esperan que el crecimiento económico sea menor en los próximos 12 meses en comparación con el año pasado. Dado que no hay indicios de que la incertidumbre a nivel mundial se vaya a disipar en el futuro cercano, se espera un año con resultados por debajo de lo deseable.

Las personas suelen tener dificultades frente a lo incierto. Cuando hay algo que nubla la vista hacia adelante, las reacciones tienden a ser poco constructivas, lo que podría empeorar la situación. Algunos toman decisiones a la defensiva, cómo reducir la inversión o evitar entrar en nuevos mercados, pero esta actitud puede resultar contraproducente tanto en el corto como el largo plazo.

En vez de tomar acciones instintivas, los líderes deben tener una actitud proactiva para capitalizar en las carencias del mercado. Como línea base, las compañías deben buscar capacitarse para el crecimiento, alineando costos con prioridades y estrategia, invirtiendo en diferentes capacidades y usando herramientas tanto tradicionales como digitales para la ejecución.

Para llegar a ese punto, la clave es la agilidad. Es decir, la capacidad de encontrar un balance y cambiar las prioridades de acuerdo con las circunstancias. Adicionalmente, la organización debe evolucionar para ser más resiliente, ser capaz de resistir a fuerzas exteriores, recuperarse de contratiempos y mantenerse en una posición expectante para beneficiarse de nuevas oportunidades.

Estos seis puntos son una base para desarrollar estas habilidades:

Estrategia dinámica

Históricamente, la estrategia ha permitido definir una visión de futuro para la compañía; pero en un ambiente lleno de incertidumbre es más difícil tener claridad sobre este tema. Para ser más resilientes al cambio, las decisiones deben ser más dinámicas, probarlas y ajustarlas si es necesario, para obtener una ventaja competitiva. En ese aspecto, la tecnología y los datos cumplen un rol determinante. Con información confiable sobre los comportamientos de los clientes, se puede considerar diferentes escenarios. Así, las compañías podrán enfocarse en desarrollar capacidades para sobresalir bajo diferentes circunstancias, generando mayor confianza para sus clientes.

Invertir en la fuerza de trabajo

En tiempos difíciles, es usual que las organizaciones recorten personal, pongan en pausa sus procesos de contratación o dejen puestos abiertos. Sin embargo, congelar todas sus actividades puede ser una oportunidad perdida para captar personas que cubran las necesidades de la empresa. Por ello, la fuerza de trabajo debe tener la capacidad de afrontar el nuevo mundo digital. Invertir en las personas puede ser la clave para sobreponerse a los tiempos inciertos.

Las personas con mucho tiempo en la compañía entregan un valor agregado difícil de conseguir. En una situación austera, es muy importante que capacitarlos para cubrir las necesidades que aparezcan. La incertidumbre también puede generar que los trabajadores decidan salir por decisión propia, en busca de nuevas oportunidades o por falta de seguridad sobre el futuro de la organización.

Operaciones ágiles

Las compañías solo pueden sacar el mayor provecho si cuentan con operaciones ágiles; pero repensar una estrategia operativa es más difícil que una comercial. El desafío es utilizar las nuevas tecnologías como la inteligencia artificial o la automatización de procesos para remodelar las operaciones y hacer que le sigan el paso al cambiante panorama comercial. Sin embargo, no se debe perder el control en la reducción de costos, ya que algunos son positivos que deben ser identificados, como tecnologías que brindan soluciones, diferencian el negocio y son difíciles de copiar.

Crear valor con los acuerdos

La incertidumbre suele paralizar acuerdos o hacer que las empresas tomen posturas conservadoras. Aquellas compañías ágiles que ejecuten acuerdos en el momento preciso encontrarán ofertas que impulsarán su crecimiento y se adelantarán a sus rivales. Las organizaciones deben tener una mentalidad Fit for Growth, enfocándose en adquirir tecnologías, operaciones y unidades que refuercen las capacidades deseadas y mejoren el negocio. Quienes inviertan ahora, independientemente de las condiciones económicas, pueden ser las más adecuadas para afrontar la próxima ola tecnológica, y quienes creen valor fácilmente. Retrasar la adquisición podría tener un impacto negativo en dos componentes claves del éxito: la cultura y el talento.

Ajustarse a las reformas tributarias y regulatorias

Este es uno de los aspectos más complejos, debido a volatilidad de muchas industrias. Para ser resiliente en la modificaciones tributarias y regulatorias, las compañías deben adelantarse a los cambios y trabajar en conjunto con sus pares para mejorar los resultados. Las reformas pueden generar cambios fundamentales en los modelos de negocio, como también repensar prácticas existentes. El uso adecuado de la tecnología podrá ayudar a completar los nuevos requerimientos para responder efectivamente y no concentrarse en los desafíos regulatorios.

Fortaleza en el capital

Todos los aspectos mencionados anteriormente son importantes como conjunto, pero el aspecto financiero tiene su propia lógica. Para garantizar una acción efectiva, es vital que las finanzas actúen no solo como un socio y una conciencia del negocio, sino que todas las funciones operativas, incluidas las comerciales, de adquisiciones y de la cadena de suministro, participen activamente. Sacando provecho de las nuevas tecnologías y los datos, las compañías pueden evaluar las proyecciones económicas. Para generar flexibilidad en períodos de incertidumbre, las empresas deben ajustar el capital de trabajo y reducir el nivel de cuentas por cobrar antes de que los clientes se enfrenten a sus propios desafíos de liquidez.

Adaptación de Strategy+Business. Para leer el texto en inglés, ingrese al siguiente link.

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