La pandemia ha significado una tragedia para muchos, a nivel personal, social y económico. Ha expuesto debilidades estructurales en instituciones y en diferentes mercados. Sin embargo, lo que quizá sea la crisis más grande de nuestras vidas, también ofrece posibilidades de mejora.
Antes de la pandemia, la automatización y las nuevas tecnologías ya estaban cambiando nuestra forma de trabajar, creando una necesidad inmediata de capacitar al personal con nuevos conocimientos. Ahora esa necesidad se ha vuelto aún más imperante.
La mejora de las competencias podría impulsar la transición a una economía en la que el trabajo humano se complementa y aumenta cada vez más, en lugar de reemplazarse por nuevas tecnologías, mejorando así la calidad de los puestos de trabajo en general. El número de empleos que requieran creatividad, innovación y empatía aumentará, al igual que la necesidad de competencias en tecnología de la información.
Según el Informe sobre el futuro de los empleos 2020 del Foro Económico Mundial, los empleadores esperan que, para 2025, el porcentaje de trabajos no relevantes o reemplazables por sistemas automatizados disminuya del 15,4% al 9% de la fuerza laboral global y que lo que actualmente consideramos como profesiones emergentes crezcan del 7,8% al 13,5% de la base total de empleados, durante el mismo período.
En la mayoría de los sectores comerciales, las empresas afirman que las brechas de habilidades son el principal obstáculo para la adopción de nuevas tecnologías que aumentarían la productividad. Por ello, no es extraño que los países con la mayor fuerza laboral obtengan las mayores ganancias, como Estados Unidos, India y China.
En términos de upskilling, aunque los niveles de educación están mejorando, la escasez de capital humano relevante podría impedir el avance de ciertas industrias, y el mercado laboral no ha podido absorber la gran ola de profesionales altamente capacitados.
A nivel latinoamericano, el margen para un mayor crecimiento a través del upskilling sigue siendo alto en toda la región, con un 7,7% para 2030 en el escenario acelerado. El nivel de educación ha aumentado en los últimos años y las economías continúan pasando de la agricultura a industrias y servicios de mayor valor agregado; aunque este desarrollo no es uniforme en toda la región, por lo que la polarización laboral está aumentando.
El impacto económico del COVID-19 ha tenido graves implicancias para el mercado laboral mundial. En el momento de la publicación del informe, más del 90% de los trabajadores del mundo viven en países que cuentan con algún tipo de medidas de cierre de centros laborales. Con la economía paralizada y el poco apoyo fiscal de la gran mayoría de países, es más probable que las regiones menos desarrolladas, como la sudamericana, tarden más en recuperarse.
El análisis ha revelado cuatro tendencias clave provocadas por la pandemia que están afectando al mercado laboral en aquellos países que también son los más relevantes para la agenda del upskilling. En primer lugar, un cambio estructural significativo está afectando a sectores como la hotelería y turismo. Segundo, es probable que se produzca una ola de transiciones laborales o movimientos horizontales, en los que los trabajadores despedidos intenten encontrar trabajo en diferentes sectores. Por ejemplo, el número de solicitantes de empleo que dejan los campos de ocupación en blanco cuando buscan trabajo ha aumentado en 5% hasta llegar al 28% desde el inicio del COVID-19, lo que indica que más personas están dispuestas a considerar cualquier trabajo disponible.
En tercer lugar, el trabajo remoto aumentará, cambiando la naturaleza y ubicación de la reserva global de talentos, principalmente para los trabajadores del conocimiento. En cuarto lugar, el golpe a los trabajadores jóvenes, la llamada “generación COVID perdida”, significará que es menos probable que las empresas contraten ante la incertidumbre y la recesión, lo que representa una mayor amenaza para los jóvenes que buscan empleo. Sin embargo, es aquí donde las competencias digitales podrían ayudar.
Bajo este acelerado escenario, en el que los gobiernos han incrementado rápidamente la inversión en upskilling, se puede llegar a generar USD 1.5 billones adicionales al PBI mundial, hasta alcanzar los USD 6.5 billones. La disrupción del COVID en la fuerza laboral presenta una oportunidad a los gobiernos de priorizar políticas de capacitación continua como una manera de ayuda a las personas que perdieron sus trabajos. El foco debe estar en generar un beneficio a largo plazo para consolidar un mejor futuro.